Paseo por el Arroyo del Zurguén.

     En esta ocasión comenzamos en el Verraco (monumento megalítico) que se alza en la entrada  del Puente Romano en su margen derecha por ser este un punto de encuentro más que identificable. El también llamado Puente Mayor del Tormes son en realidad dos puentes muy bien diferenciados, el puente viejo de construcción romana y el puente nuevo de fabricación medieval debido a la reconstrucción ocasionada después de la riada de San Policarpo (26 de enero de 1626) que destruyó el extremo  de la margen izquierda (arrabal).

     Mientras atravesamos el cauce del Tormes, por el Puente Romano, descubrimos la vegetación característica del entorno. Sauce llorón (Salix babylonica), aliso (Alnus glutinosa), chopo (Populus nigra) y el sotobosque asociado son algunas de las especies que conforman un hábitat ribereño de suma importancia para cientos de pajarillos que recalan aquí en distintas épocas del año. Si nos fijamos en el cauce, podremos observar con bastante facilidad al multicolor martín pescador (Alcedo athis), la garza real (Ardea cinerea), la garceta común (Egretta garzetta), cormorán grande (Phalacrocórax carbo) , y un sinfín de especies ligadas a la ribera tormesina. Sin embargo si nos miramos a las copas de los árboles, podremos descubrir diversas aves dependiendo de la estación; así en verano podremos observar al torcecuello (Jynx torquilla) o al papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), y en invierno al mosquitero común (Phylloscopus collybita).

     Siguiendo el paseo, disfrutamos del entorno que inspiró a numerosos escritores y catedráticos como Torres Villaroel, o recordamos los textos del Lazarillo de Tormes. Giramos a nuestra derecha, atravesamos el parque deportivo, para llegar a la desembocadura del arroyo del Zurguén. Ascenderemos el cauce, utilizando siempre la margen derecha del arroyo. En este primer tramo, desde la desembocadura hata el cruzar la carretera de Fregeneda el cauce se encuentra canalizado, pero el paso del tiempo ha poblado de una ingente vegetación herbácea y leñosa que aumenta en las aguas estancadas de la zona. Por aquí es habitual encontrar especies comunes en el Tormes como azulones (Anas platyrhynchos) o gaviotas reidoras (Larus ridibundus) junto con otras típicas de zonas arboladas y sotos como herrerillos (Parus caeruleus)o currucas (Sylvia sp.).

    Atravesada la carretera de Fregeneda, y hasta llegar al puente que pasa por debajo de la línea férrea que comunica con Portugal  nos encontramos con otro tramo totalmente diferente, el entorno está constituido por un pequeño parque poco cuidado con arbolado de diferente porte, el cauce ya no está canalizado por hormigón, aunque el arroyo ha excavado unos taludes de un par de metros. En este tramo no suele verse el lento trasiego del agua, ya que la vegetación está muy desarrollada y cerrada en el cauce. Vemos por aquí, sobre todo en invierno, alguna garceta común (Egretta garzetta), bien el cauce intentando pescar, bien el los altos árboles descansando. Aquí hay que afinar la vista y el oído para descubrir a los carboneros (Parus major) o a los escandalosos y miméticos ruiseñores bastardos (Cettia cetti).

     Una vez que pasamos debajo de la vía del tren, el entorno cambia los espacios se abren en un amplio prado donde el serpenteante arroyo acumula algunos arbolillos aislados en las orillas, así como manchas de carrizo aquí y allá. Seguiremos el sinuoso trazado pegados a la orilla, para ir descubriendo las diferentes especies que pueblan la zona como el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) o a la alondra común (Alauda arvensis). En el último tramo nos encontramos con una chopera de plantación.

     Llegando a la altura de la guardería del Zurguén, damos por concluido el paseo.


Texto: Gonzalo Criado.